Para todos los que nos dedicamos a las letras, el bloqueo del escritor es una patada en la ingle.
¿Cómo combatirlo? Creo que no hay una receta como tal. Pueden suceder varias circunstancias alrededor: estrés, cansancio, preocupaciones; sea cual sea la situación, el punto es que no puedes escribir, te frustras y hasta dudas de ti mismo.
Hacer otras cosas ayuda: leer, ver películas o series, pasar tiempo con tu gente, investigar sobre temas que te llamen la atención, descansar, salir a la tienda, hacer servicio, darle vida a un pasatiempo.
Además de esto, lo primero que hago cuando esto sucede es respirar y tenerme paciencia. Si estoy cansado y me obligo a escribir difícilmente saldrá algo; por ello trato de hacerlo en la mañana.
A veces, cuando termino de escribir una novela, generalmente termino cansado mentalmente; satisfecho sí, pero cansado. Y entonces procuro escribir cosas más breves o pasar tiempo sin escribir. O trato de escribir algo todos los días: desde una frase, una idea, algún desahogo. Siento que cumplo con mi meta diaria y no me obligo a trabajar sobre un proyecto literario (pues además no tengo obligación legal con nadie; lo hago por placer y sin prisa).
Cuando esto sucede, puedo abrir un cuaderno, tomar una pluma y redactar al vuelo: hoy no puedo escribir, por esta razón o por la otra… y así comienzo a hacer una catarsis sana, que ayuda a relajarme y a pensar en otras cosas. Al final, logré mi objetivo: escribir.
Si estoy trabajando en una novela y me acosa esa sensación del bloqueo, hago un ejercicio mental: describir la escena. Sin pensar si saldrá bien, si servirá: nada. Simplemente describo lo que veo en mi mente. Es como ver un cuadro o una fotografía.
Por ejemplo:
Si la siguiente escena que veo en la cabeza es la del personaje sobre su cama… aunque no tenga relación aparente con el texto anterior, lo describo así sin más:
“Federico estaba en su cama, con los ojos fijos en el techo. Ahí, se desprendía el tirol que parecía darle la apariencia de una pradera cubierta de nieve. Y entonces pensó en el incidente de ayer…”.
Si te fijas, sólo describí a Federico en la cama. Lo del tirol y la pradera con nieve vino después. Asimismo, lo que pensó, el incidente de ayer… ¿qué había sucedido ahí? ¡Y entonces te sigues y el bloque del escritor desaparece!
Toma una foto, un paisaje, un cuarto, algo… y descríbela. Hazlo, es un buen ejercicio para “combatir” el bloqueo.
Recuerda que este oficio se hace en gerundio. Disfrútalo, goza sus pausas y no te frustres. Parte del trabajo literario es también dejar de escribir para hacer otras cosas que, de paso, nutren tu vocación.
Cuando el bloqueo aceche: respira y tente paciencia.
Funciona, créeme.