lunes, 31 de agosto de 2020

UNA NOTA ¿FINAL?

Durante estos meses, te he compartido un poquito de mi breve experiencia con las letras, y de cómo he ido descubriendo mis propios métodos para contar historias a través de la palabra escrita.

La verdad es que en ningún momento quise llenarte de teorías, pues ya hay mucho de ello escrito en los libros y en la red. Así que por el momento, debo dejarte. El blog seguirá disponible en la misma dirección y de vez en cuando volveré a compartir alguna entrada en mis redes sociales. Asimismo, todas las entradas del blog estarán disponibles en un archivo PDF, dentro de mi página web, en la sección de descargas, donde encontrarás algunas otras cosas que espero puedas disfrutar también:

www.luisfernando.org/descargas.html

No me queda más que agradecer tu compañía y tu paciencia. Si en algo pude contribuir a tu quehacer literario, esto valió la pena.

Una última recomendación: pasa a otros lo que aprendas en el camino.

Y escribe.

Si eso es lo que te hace una persona plena, escribe. Equivócate, disfruta de la aventura y no dejes que nadie te haga dudar de lo que amas hacer: ¡Tú eres escritor!

lunes, 24 de agosto de 2020

TIRAR O NO TIRAR, HE AHÍ EL DILEMA

 El asunto de tirar escritos e ideas ha sido, para mí, un dilema durante muchos años. Me inclino siempre por tirar, por liberar espacio: ideas, cuadernos, historias sin concluir o que me generan ansiedad tenerlas a medias. De momento me siento bien con esto.

Pero de pronto, me encuentro trabajando en algo: un cuento, una novela, un ensayo quizá; me surge una idea para mejorar aquella historia que había dejado inconclusa… y entonces me digo: “¡Chín, para qué la tiré!”.

Me he arrepentido de tirar, es cierto. Pero ahora busco tener como un equilibrio. El año pasado crucé por un periodo sin escribir, breve; pero lo que hice, tratando de seguir la idea de la entrada pasada (El bloqueo del escritor), fue comprar un cuaderno y comenzar a hacer catarsis. Hice anotaciones sobre cómo fue que descubrí mi deseo por ser escritor. Me vinieron a la mente muchos recuerdos que ya no veía hace tiempo. Y de pronto me encontré en la dinámica de nuevo, activo y contento haciendo eso que me gusta: escribir.

En ese cuaderno plasmé ideas para historias, para una novela que ya terminé y para otras cosas. Rayé esas ideas; ya no me ocasionan ansiedad porque el proyecto ya está terminado.

Y cuando desperté, el cuaderno seguía allí.

Ya terminé esa libreta y ya empecé otra. ¿Tirar o no tirar? Ya no me agobia por el momento. Haz lo que te haga sentir mejor con tus anotaciones. Hay gente que es feliz almacenando cosas; yo no, procuro ser más selectivo. Lo mismo con los apuntes del cuaderno. Tal vez no lo tire; quizá lo guarde o lo capture en un archivo digital y lo guarde en mi respaldo. Al fin, eso no genera espacio ni basura al final.

Encuentra tu equilibrio pero no por el impulso de tirar por tirar. Luego uno se arrepiente porque la idea brillante, que funciona mucho tiempo después, estaba ahí, entre rayas y frases.

lunes, 17 de agosto de 2020

EL BLOQUEO DEL ESCRITOR

Para todos los que nos dedicamos a las letras, el bloqueo del escritor es una patada en la ingle.


¿Cómo combatirlo? Creo que no hay una receta como tal. Pueden suceder varias circunstancias alrededor: estrés, cansancio, preocupaciones; sea cual sea la situación, el punto es que no puedes escribir, te frustras y hasta dudas de ti mismo.


Hacer otras cosas ayuda: leer, ver películas o series, pasar tiempo con tu gente, investigar sobre temas que te llamen la atención, descansar, salir a la tienda, hacer servicio, darle vida a un pasatiempo.


Además de esto, lo primero que hago cuando esto sucede es respirar y tenerme paciencia. Si estoy cansado y me obligo a escribir difícilmente saldrá algo; por ello trato de hacerlo en la mañana.


A veces, cuando termino de escribir una novela, generalmente termino cansado mentalmente; satisfecho sí, pero cansado. Y entonces procuro escribir cosas más breves o pasar tiempo sin escribir. O trato de escribir algo todos los días: desde una frase, una idea, algún desahogo. Siento que cumplo con mi meta diaria y no me obligo a trabajar sobre un proyecto literario (pues además no tengo obligación legal con nadie; lo hago por placer y sin prisa).


Cuando esto sucede, puedo abrir un cuaderno, tomar una pluma y redactar al vuelo: hoy no puedo escribir, por esta razón o por la otra… y así comienzo a hacer una catarsis sana, que ayuda a relajarme y a pensar en otras cosas. Al final, logré mi objetivo: escribir.


Si estoy trabajando en una novela y me acosa esa sensación del bloqueo, hago un ejercicio mental: describir la escena. Sin pensar si saldrá bien, si servirá: nada. Simplemente describo lo que veo en mi mente. Es como ver un cuadro o una fotografía.


Por ejemplo:


Si la siguiente escena que veo en la cabeza es la del personaje sobre su cama… aunque no tenga relación aparente con el texto anterior, lo describo así sin más:


“Federico estaba en su cama, con los ojos fijos en el techo. Ahí, se desprendía el tirol que parecía darle la apariencia de una pradera cubierta de nieve. Y entonces pensó en el incidente de ayer…”.


Si te fijas, sólo describí a Federico en la cama. Lo del tirol y la pradera con nieve vino después. Asimismo, lo que pensó, el incidente de ayer… ¿qué había sucedido ahí? ¡Y entonces te sigues y el bloque del escritor desaparece!


Toma una foto, un paisaje, un cuarto, algo… y descríbela. Hazlo, es un buen ejercicio para “combatir” el bloqueo.


Recuerda que este oficio se hace en gerundio. Disfrútalo, goza sus pausas y no te frustres. Parte del trabajo literario es también dejar de escribir para hacer otras cosas que, de paso, nutren tu vocación.


Cuando el bloqueo aceche: respira y tente paciencia.


Funciona, créeme.

martes, 11 de agosto de 2020

PUERTA CERRADA Y PUERTA ABIERTA

En el breve post sobre “Libros de redacción, ortografía, estilo y gramática”, te comenté sobre el proceso de escribir y luego corregir, al que Stephen King llama “escribir a puerta cerrada y reescribir a puerta abierta”.


Escribir a puerta cerrada es escribir para uno mismo, sin importar el mundo exterior. El único lector en esta fase eres tú, por lo tanto, deléitate con la historia que te estás contando a través de la escritura. Equivócate y sigue adelante.


Escribir a puerta abierta es, por un lado, hacer la primera corrección del texto. Reescribir, quitar, borrar, cambiar, etcétera. Y luego viene, lo que el autor norteamericano llama el “lector ideal”. El suyo es su esposa. Quizá tú tengas un lector de confianza (tu pareja, tu mejor amistad, alguno de tus padres, algún maestro). Ese lector ideal es al que le confías la historia. Comienzas a soltarla y a entregarla al mundo. Lo “ideal” es que te dé sus puntos de vista, críticas constructivas, mejoras, erratas, etcéteras, para que puedas volver al texto.


El primer libro de los Guerreros Celestiales, El león albino, se lo di a dos personas: Fernando Gil, el ilustrador de las portadas, y Mario Sánchez Carbajal, gran amigo y excelente escritor. Cada uno de ellos la leyó en momentos diferentes, con estructuras que, si mal no recuerdo, fueron anteriores a la versión que se publicó. Sus puntos de vista y sugerencias me ayudaron mucho para confeccionar la historia y por eso les estaré eternamente agradecido.


El equilibrio entre una fase y otra, entre escribir y corregir, lo hace la práctica. Encuentra tu propio ritmo, tu manera de escribir, detenerte, corregir y avanzar. A veces yo leo el capítulo que estaba trabajando el día anterior para tomar el ritmo y seguir. A veces sale, a veces no. Pero es parte de eso. No hay otra manera de hacerlo más que en gerundio, como dicen por ahí; es decir, escribiendo.

martes, 4 de agosto de 2020

TIEMPOS NARRATIVOS

¿Cómo escoger el tiempo narrativo, entendamos presente, pasado y futuro?

Probando.

En serio, no hay más. A veces he empezado algún texto en tiempo pasado, y el ritmo, el personaje, la situación, la expectativa misma, me empuja a cambiarlo al presente. O viceversa.

En Viajeros en el umbral jugué un poco con los tiempos: en el tiempo presente del personaje, hice la narración en pasado. Cuando metía algún capítulo de su pasado o flashback, lo narré en presente. ¿Por qué lo hice? Porque pude.

En La comedia de Dante fue más complejo. Fui del presente al pasado e, incluso, hubo una escena que narré en futuro, cosa que me costó más trabajo porque, en realidad, todo lo que ocurría en esa escena era una suposición: iríamos, veríamos, pelearíamos, etcétera. Pero es que el futuro mismo es un supuesto, ¿no?

Guerreros Celestiales, al ser una historia de largo aliento, lo más sencillo fue narrarla en pasado. Aunque sugiere un futuro lejano (y ni siquiera se percibe en la historia) lo más sencillo fue ponerlo todo en pasado. Y funcionó.

Muchas novelas y cuentos están escritos así, porque dan una sensación de que alguien ya lo vivió o supo el hecho, el cual, ya pasó y por tanto viene y te cuenta el chisme.

Si es una historia que está ubicada en los tiempos de la edad media, pues lo más sensato es escribirla en pasado porque, eso, ya pasó.

Narrarla en presente te da una sensación de acercamiento, como de que tú también estás ahí. Pero entonces, lo mejor sería contarlo desde una primera persona, con un personaje que está en el entorno, que será el que nos cuenta la historia que vivió. Pero aquí ya metimos el tema de los narradores y eso viene más adelante. Ubiquémonos en el tiempo, nada más.

No quieras buscar la innovación. Lo importante es contar la historia. Prueba haciendo dos versiones: una en presente, otra en pasado… ¿una tercera en futuro?

Mira cuál funciona mejor. Ahí es donde empieza el juego de la corrección, la narrativa, la búsqueda. Te diviertes y aprendes. De eso se trata, también.

lunes, 27 de julio de 2020

CÓMO INICIAR

Uno de los problemas principales del escritor es cómo empezar el texto.

Describe tu imagen inicial. No pienses mucho, si está bien o mal; recuerda: primero escribe, luego corrige.

Revisa los inicios de tus autores favoritos. Generalmente te dan la imagen de:


  • Quién está en escena.
  • Dónde está.
  • Qué está haciendo.


Veamos uno muy sencillo:

“El hombre de negro huía a través del desierto y el pistolero iba en pos de él”.

Este gran inicio es de La torre oscura, de Stephen King, en su versión español:


  • Quién(es): el hombre de negro y el pistolero.
  • Dónde: el desierto.
  • Qué hacen: uno huye y el otro lo persigue.


¿Ves qué fácil?

Hay otros autores que prefieren acudir a la descripción del entorno y luego meten ahí al personaje, al que vamos viendo cada vez mejor conforme avanza.

Hay autores que prefieren una reflexión, a veces larga, y entonces ya se meten a la narración en sí.

Hay varias de maneras de iniciar. Yo, a veces, prefiero la frase corta SI SE PUEDE y hago un intento honesto por responder al quién, dónde y qué.

Resalté el SI SE PUEDE porque a veces la historia exige otro tipo de comienzo. Eso te lo da la práctica, dicen. Pero no te exijas a ti mismo perfección desde el inicio. La narración te va atrapando porque avanza. Déjala que avance, omite tu opinión y concéntrate en describir: mira lo que hace el personaje y síguelo, como una sombra, como un cazador que acecha a su presa. Síguelo y te irás sorprendiendo conforme avancen, él y tú, en la historia. Te divertirás y entonces gozarás con tu escritura.

Recuerda: los inicios no salen a la primera. Para eso existe el primer borrador.

Y el segundo.

Y el tercero.

Escribe, luego corrige.

lunes, 20 de julio de 2020

ESCRIBIR ES IGUAL A PUBLICAR: ¡FALSO! (Advertencias)

Nadie te lo dice, pero ese silogismo es completamente falso. Es la consecuencia lógica en la cual todos pensamos, yo lo he hecho. Pero también me he decepcionado mucho del supuesto proceso que encierra esa frase. Porque el publicar genera expectativas y cuando por alguna razón no se cubren, caemos en la frustración.

Escribe primero. Luego pregúntate: qué quiero con este libro.

Tal vez sólo querías contarte una historia: bien, lo has logrado.

Tal vez quieras compartir el libro de manera gratuita con tu gente: bien, lo puedes hacer. Hay editoriales que trabajan con pocos ejemplares y puedes crear una inversión alcanzable para lo que quieres, que es tal vez, regalar el libro. Puedes subirlo gratuitamente a Amazon o a otras plataformas y ponerlo a disposición de la gente, también.

Tal vez sí quieres publicar. Entonces hay que hacer varias cosas. Qué quieres con el libro. ¿De verdad crees que se venderá por millones? ¿O podría generarte sí, algunas ventas, una pequeña distribución, un par de presentaciones?

Ve diversas variantes y pregunta a los autores que conozcas. ¿Cómo ha sido su proceso? ¿Qué esperaban alcanzar? ¿Lo lograron? ¿Sí, no y por qué? Define qué quieres y ve sinceramente si tienes los medios para lograrlo.

No te frustres, sólo pon tus expectativas no muy arriba.

Haz planes, administra tu tiempo, tus recursos económicos, tus amistades, indaga, hazte de amistades nuevas, crea un proyecto entorno al libro, autopublícate (también se vale), pero no quieras subir la escalera en un solo paso porque te vas a caer.

Sube escalón por escalón.

UNA NOTA ¿FINAL?

Durante estos meses, te he compartido un poquito de mi breve experiencia con las letras, y de cómo he ido descubriendo mis propios métodos p...