lunes, 29 de junio de 2020

SI ESCRIBES PARA IMPRESIONAR A LA CHICA, ESTÁS EQUIVOCADO (Advertencias)

A la chica o al chico, da igual. El asunto es que si quieres dedicarte a la escritura para impresionar gente o para que esa personita especial caiga rendida a tus pies: amigo, amiga, estás equivocado(a).

Recuerda encontrar tu por qué y para qué quieres ser escritor. Si ésta es tu razón, temo decirte que te vas a decepcionar: de la escritura, de las otras personas y de ti mismo.

A veces creemos que un texto deslumbrará a esa persona y la verdad  es que nos encontramos, en muchas ocasiones, con reacciones que no eran las que esperábamos. La gente no está para cubrir nuestras expectativas. Ni nosotros estamos para cubrir las suyas.

Escribe porque es tu razón de existir, escribe porque si no lo haces el mundo no tiene sentido, escribe porque es tu misión, lo que quieras. Pero no escribas porque quieres tener un séquito de fans, una mujer o un hombre que esté a tus pies “deleitándose” con tus historias ni nada parecido; sólo somos uno más de los millones de cuentacuentos que han pisado este planeta.

Sí, es cierto, es bueno tener alguien que crea en tus historias; por ejemplo, tu pareja, claro. Pero si no es así, o estás con la pareja equivocada o sigues pensando que deleitar a los demás con tus brillantes historias es tu objetivo, entonces, hay que recalibrar la brújula e ir en otra dirección.

lunes, 22 de junio de 2020

NO NECESITAS BEBER NI DROGARTE PARA ESCRIBIR (Advertencias):

Hay unas advertencias que quisiera hacerte y que tomes muy en cuenta si es que has decidido ser escritor o si ya lo eres. Aquí, te comparto la primera.

Sería el primer mentiroso si te dijera que nunca he recurrido al alcohol (al menos) para escribir. La mayor parte de mi novela La comedia de Dante la escribí estando ebrio, lo mismo que algunos poemas y cuentitos. Pero tengo un problemita con la bebida y desde hace algún tiempo ya, no he vuelto a tomar alcohol.

Puedo decirte que, desde entonces, mi producción literaria se ha incrementado muchísmo. Casi toda la saga de los Guerreros la escribí estando sobrio, lo mismo que muchos libritos que tengo inéditos aún. Disfruto más el proceso y no necesito ponerme “chido” para escribir, sino que recurro a los tips y experiencias que te he ido compartiendo a lo largo de este blog.

Quien diga que solamente drogado puede escribir NO ES UN ESCRITOR.

Quien te diga que te drogues para que puedas inspirarte mejor NO ES TU AMIGO.

Recuerda que las Musas son caprichosas y, al menos yo, no estoy para caprichos. La literatura se hace escribiendo y para eso no necesitas recurrir a las sustancias.

lunes, 15 de junio de 2020

QUIERO PUBLICAR… ¡YA!

Sé que te gana el ansia por publicar; pero en sentido práctico, no tienes prisa alguna. Pregúntatelo…

En serio, pregúntatelo:

“¿Tengo prisa por publicar?”.

No, no tienes prisa. En realidad no la tienes.

Escribir es un proceso que lleva su tiempo. Yo tardé unos 20 años en escribir Guerreros Celestiales, desde la concepción de la idea hasta terminar el tercer libro de la saga “Los Tres Guardianes”.

Camina, no corras.

Escribe. Luego corrige. 

lunes, 8 de junio de 2020

LIBROS DE REDACCIÓN, ORTOGRAFÍA, ESTILO Y GRAMÁTICA

Había pensado dedicarle algunas notas a la parte de gramática, redacción y ortografía, pero como te comenté por ahí, esto no es un manual. Bastante se ha escrito sobre esto y puedes encontrar mucha información en internet que, sin duda, te ayudará en tu caminar literario.

Dale un vistazo a mi nota sobre leer mucho, si te sirve.

Y si puedes conseguir estos libros, te los recomiendo sinceramente. Regreso a ellos con mucha frecuencia y me siguen enriqueciendo:


  • Escalante, Beatriz. Curso de redacción para escritores y periodistas.
  • King, Stephen. Mientras escribo.
  • Vargas Llosa, Mario. Cartas a un joven novelista.
  • Vila-Matas, Enrique. Bartleby y compañía.


La única regla que te voy a sugerir es que cuando estés escribiendo te olvides de lo que leíste en esos libros: primero escribe, luego corrige.

Es un proceso que, dividido de esta manera (primero escribir, luego corregir), genera muy buenos resultados a mediano y largo plazo. Stephen King lo llama: escribir a puerta cerrada y escribir a puerta abierta. Pero este proceso ya lo tocaré más adelante en otra anotación.

lunes, 1 de junio de 2020

LAS IDEAS

Imagina una autopista llena de autos corriendo a gran velocidad en ambos sentidos. Así son las ideas. Van de un lado a otro por nuestra cabeza. De pronto, una de ellas se impacta sobre nosotros y genera un choque colosal: el nacimiento de un universo. Sabes que ya nada será igual a partir de entonces. Esa idea, si les das posada en tu mente, puede volverse obsesiva. Algo así como una mosquita que está rondando tu pelo, que zumba y se cruza delante de ti. Lo más fácil sería estirar la mano para intentar atraparla o echarle insecticida. Pero una idea que gira a tu alrededor, basta que mires para que tu mundo entero se detenga. Algo como el poder de Medusa.

No importa quién crea en esa idea. “Quien tiene que creerlo”, dice el escritor Xavier Velasco, “es uno mismo”. Si tienes fe en esa idea, si el mundo que se aloja en el interior de esa idea te cautiva, tendrás algo maravilloso: una historia que contar y por la cual vale la pena pagar desvelos, cansancios y berrinches. Cree en la idea, en ese mundo y en la posibilidad de hacerlo realidad a través del papel.

A muchos de nosotros nos preguntan “¿cómo se te ocurrió esta historia?”. Te confieso que me encanta que me lo pregunten. No por vanidad, sino porque puedo hablar de los personajes y no de mí. Uno como escritor es el móvil, el vínculo entre la ficción y los lectores, pero quienes tienen algo interesante que decir son los personajes.

Algunos le apuestan a dos ideas que no tenían conexión entre sí, pero que de pronto se ensamblan para crear algo nuevo.

Imagina un panadero, eso es una idea. Ahora imagina un crucero interestelar, eso es otra idea. ¿Y qué pasaría si hubiera un panadero en un crucero interestelar? Bueno, ahí tenemos el ejemplo. Tal vez no muy atractivo, pero ejemplo al fin.

Creo que yo me baso más bien en dos cosas: una imagen y una pregunta; ambas generan una idea.

En alguna ocasión, en un viaje familiar, vi en mi cabeza la imagen de un hombre caminando por la carretera en un mundo desolado. Más adelante, pensé: ¿qué pasaría si un escritor y su personaje pudieran ponerse a conversar, casi al borde de la mutua destrucción? Así nació Viajeros en el umbral, mi primera novela.

La pregunta: ¿qué pasaría si un día los animales pudieran dominar a la raza humana?

La imagen: un poderoso guerrero causando un estruendo con la explosión de un poder maravilloso.

Así nació la saga de los Guerreros Celestiales. Valdría la pena, aquí, retroceder en el tiempo para darte un mayor panorama de esa imagen.

Cuando yo era niño, me gustaba mucho dibujar personajes de mi propia creación, entre otras cosas. Sin embargo, pensé que mis dibujos eran muy feos y opté mejor por hacerles historias. “Que alguien más los ilustre después”, pensé. Esos personajes eran, en su mayoría, animales con cuerpos de humanos. Muy a lo Tortugas Ninja, si tú quieres.

Algunos les llaman antropomorfos; otros, mutantes o animales humanizados; es decir, que pueden hablar, pensar y sentir como nosotros.

Dentro de esos personajes, había un marciano que se llamaba Loquín. Tenía la cabeza amarilla y el cuerpo, en su mayor parte, de color verde. Era despistado y tenía “un ojo al gato y otro al garabato” (otro lugar común). Era, a mi parecer, muy simpático.




Pues el guerrero que vi, lleno de músculos, enorme, y con un poder maravilloso, era Loquín, transformado en algo nuevo.

En la novela, aparece como un ser muy inocente, llamado Locus, quien descubre que detrás de su ingenuidad se esconde un poderoso guerrero.

Ahí, como te decía, nació esta novela a la que le he entregado gran parte de mi vida. Le tengo mucha fe y de eso se trata, de que no importa quién crea en tu idea. Tú debes tenerle fe. Siempre fe.

Cuando dudes, regresa a esa sensación que tuviste cuando viste a la idea por primera vez a la cara, cuando Medusa te capturó con su mirada de mito.

Y vuelve a creer.

Siempre vuelve a creer en tu idea.

UNA NOTA ¿FINAL?

Durante estos meses, te he compartido un poquito de mi breve experiencia con las letras, y de cómo he ido descubriendo mis propios métodos p...