El dónde está muy relacionado con el cuándo. Al igual que encontramos nuestro tiempo para escribir, hay que encontrar nuestro lugar o rincón literario. En papel o en computadora, cómo quieras, pero hay que encontrar un lugar geográfico donde nos sintamos a gusto trabajando.
Yo he visto gente que se va a tomar un café y ahí escribe en su laptop. Suena bonito, pero toma en cuenta la inseguridad. Una persona que saca su portátil en un lugar público llama la atención.
Si tienes oportunidad de trabajar en tu oficina, al menos procura tener tu lugar limpio y ordenado. Aunque mi trabajo es con libros, revistas y papeles, procuro tener mi lugar en buen estado. Me gusta el orden. Coloca algún adorno que lo alegre, una foto, un juguete. Aunque sea en tu oficina, ese lugar fungirá como tu rincón literario, un espacio íntimo para ti y para tu historia.
Si lo haces en casa, te aconsejo que esté apartado del barullo y la televisión. Yo a veces escribo en silencio absoluto. Otras, pongo música heavy metal cuando estoy muy concentrado.
Busca tus rituales. Una taza de café, un té. Una libreta, muchos libros alrededor. Busca los sitios que te permitan enfocarte en tu historia, en tu fin en mente. Y si optas por hacerlo en un lugar público, no te expongas demasiado. Puedes trabajar en un cuaderno y llegar a casa a capturar lo que hiciste; sirve que corriges un poco y dejas la historia descansar.
Al principio funciona eso de los rituales. A mí ya no. Me siento a escribir por necesidad, haya juguete en frente, tenga música o no. El ruido sí me puede sacar de quicio y ponerme de mal humor, así que lo evito. Ya si el vecino está jode y jode, bueno, no somos Jack Torrance para arreglar las cosas con un hacha; no hay mucho qué hacer en realidad salvo dos cosas: o escribes a pesar del vecino o cambias la hora de escritura.
Es tu intimidad. Si vives solo no tendrás problema. Pero si compartes tu casa con alguien más, tu pareja, tus hijos, tu rummy, llega a algún tipo de acuerdo. Hablando se entiende la gente.
Tu historia es importante, pero tu gente alrededor también lo es. Puedes negociar. Que no te dé pena. Para que se nos dé hay que pedir, y si puedes llegar a alguna negociación, pues todos saldrán beneficiados. Relaciones ganar-ganar. Genéralas. Valen la pena.
lunes, 18 de mayo de 2020
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